El voto de silencio es una práctica milenaria, los mojes ya lo practicaban y hoy en día con toda la influencia hindú que estamos absorbiendo en estos últimos años se ha popularizado. Los beneficios de sacrificarnos por esos días u horas son increíbles. La palabra es el medio que tenemos para expresar todo, pero hoy con tanto ruido no podemos entender la capacidad de acción que tiene, ni la influencia que tiene en nuestro entorno inmediato. A veces las palabras que emitimos descargan toda la toxicidad psicológica y emocional que estamos viviendo, entonces pasan a convertirse en un tortura para nuestro entorno y una cárcel para nosotros mismos. Tal cual como depuramos nuestro organismo de toxinas mediante el ejercicio o dietas desintoxicantes, necesitamos depurar nuestra palabra, que es en última instancia lo que damos inmediatamente al otro, la espada del día a día.
Debo advertir que ésta no es una práctica fácil de realizar, porque estamos MUY acostumbrados y mientras la estamos realizando es innato responder y muy difícil contener el impulso. Pero ahora vas a entender de qué manera lo que decís afecta a tus relaciones personales. Antes de decidirte a hacer esto tenes que advertir a la gente con la que vas a tratar a diario. El procedimiento es mu sencillo:
- Te vas a acostar a la noche como cualquier día, pero cuando despiertes vas a estar en completo silencio.
- Cuidado porque las palabras se escapan, resistí el impulso de contestar.
- Extende esto tanto como gustes, pero te recomiendo que para empezar lo hagas por un solo día.
- Te vas a ir a dormir en completo silencio, tal y como pasaste todo el día. Recién podes hablar al día siguiente cuando te despiertes.
- Antes de volver a hablar elegí bien esas primeras palabras que vas a emitir, que salgan de adentro. Y agradece la maravillosa oportunidad que la naturaleza te ofrece en tu medio de comunicación, ahora ya sabes cuan valiosa es la palabra y vas a ser más sabi@ al usarla.
Atrevete a hacer algo distinto.
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